En ocasiones en nuestro blog tenemos la suerte de contar con personalidades de las que aprender con casi cada palabra que pronuncian. Es el caso de Juan Jesús Velasco, codirector de El Cubo, que gracias a esta entrevista tenemos la oportunidad de conocer en profundidad y disfrutar de su punto de vista, siempre tan lleno de contenido interesante.
Con experiencia suficiente para conocer los entresijos de cada startup, del camino del emprendedor y de cada aventura y desventura a las que los proyectos se enfrentan cada día, Juan Jesús Velasco está al frente de El Cubo desde sus inicios en 2014.
Podemos encontrarlo en el espacio de crowdworking de Sevilla donde, junto al director Nacho Morales, trabaja en un contacto continuo con las startups, los mentores y todo lo que ocurre alrededor. Siempre atento, es fuente de inspiración y uno de los impulsores del constante movimiento del ecosistema emprendedor que habita en El Cubo.
¿Cómo afrontáis en El Cubo un nuevo reto cuando hace apenas dos meses desde la entrada de las últimas startups?
Siempre abrimos 3 ventanas de entrada a lo largo del año coincidiendo con la finalización del programa de aceleración de la mitad de las compañías que tenemos alojadas. Cada 4 meses, la mitad de las empresas que tenemos alojadas terminan su programa e intentamos que estas plazas libres estén el menor tiempo posible sin ocupar.
Honestamente, el segundo semestre del año nos ha puesto por delante un sprint interesante: convocatorias, entrada de nuevas empresas y un Investor Day.
En verano lanzamos una convocatoria para incorporar compañías en septiembre (para cubrir plazas que se quedaron libres en agosto) y ahora en otoño lanzamos una convocatoria para cubrir las plazas que se quedan libres en diciembre.
El objetivo nuestro es el de ayudar y acelerar las mejores startups que deciden “afrontar el reto” y solicitan plaza en nuestras convocatorias. Así que este proceso es algo que se afronta con ganas y, sobre todo, con expectación para ver qué compañías nos llegan para evaluar.
¿Qué esperas encontrar en esta nueva convocatoria? ¿Un perfil específico entre los emprendedores? ¿Una tipología de startups?
Para nosotros hay dos perfiles de compañías ideales desde el punto de vista del desarrollo o madurez del negocio.
Por un lado, compañías que ya llevan al menos 6 meses trabajando en el desarrollo de una idea de negocio, han alcanzado un prototipo funcional o, incluso, un MVP y esperan hacer el lanzamiento comercial con nosotros.
El otro perfil, es el de una compañía que acaba de lanzar su producto o servicio al mercado y, por tanto, ya cuenta con ciertas validaciones del negocio. En este caso, el objetivo es contribuir a que el negocio crezca rápidamente y podamos multiplicar su facturación.
Con respecto al perfil del equipo, me gustaría encontrar equipos multidisciplinares y complementarios, que tengan roles bien definidos y sepan trabajar en armonía.
Evidentemente, esperamos compromiso del equipo, tanto con su propia empresa como con el programa; por tanto, esperamos que tengan dedicación completa a su proyecto empresarial.
No hace mucho, conversando con el equipo de SeedRocket y de BStartup – Banco Sabadell cuando estuvieron de visita en El Cubo con ‘Venture on the Road‘, comentamos que, en cierta medida, vemos modas o temáticas que se vuelven muy populares entre las startups.
Este año parece ser el año del PropTech, pero también estamos viviendo otras revoluciones como el car/moto sharing o las plataformas enfocadas en la educación (EdTech). Por tanto, es de esperar compañías en estos ámbitos y también otros verticales que tienen mucho sentido en la región como las soluciones Smart (tenemos el plan AndalucíaSmart 2020), el AgroTech o el Smart Retail.
Han sido las últimas unas semanas muy activas con el Investor Day, los Open Day, el inicio de la propia convocatoria, la Startup Night… ¿cuál es el balance del inicio de este nuevo curso?
El descanso del verano, sin duda, nos ayudó a cargar pilas y venir con fuerzas renovadas porque el otoño ha sido de lo más intenso.
Nuestra actividad, al final, se centra en dos pilares fundamentales: las empresas que aceleramos y, por supuesto, nuestra aportación al ecosistema local.
Para nosotros, el ecosistema local es importante porque de él provienen las compañías que deciden confiar en nosotros para que las ayudemos a crecer. En ese sentido, contribuimos a la “cantera” a través de los Open Days; donde ofrecemos a cualquier startup y emprendedor la posibilidad de venir a trabajar una tarde a El Cubo con nuestros mentores y, así, poder vivir en primera persona cómo trabajamos.
El Open Day nos permite orientar a emprendedores y startups de nuestro ecosistema y, además, nos da a conocer compañías que, si van ejecutando el plan de trabajo que vamos marcando en estas sesiones, pueden ser susceptibles de presentarse a algunas de nuestras convocatorias.
Es un formato que funciona muy bien, tiene buena acogida y, la verdad, estamos contentos con los resultados y cómo podemos ayudar a otras empresas.
De hecho, este año hemos ofrecido planes de trabajo a las startups que no accedieron a la convocatoria anterior para que, a través del Open Day, puedan mejorar sus negocios cara a siguientes convocatorias.
Nuestra contribución al ecosistema no termina ahí. Particularmente, en este otoño también he participado como mentor en Ideas Factory de la Universidad de Sevilla y en Startup Weekend Sevilla. En ambos casos, con el objetivo de contribuir a la generación de cantera y ayudar a poner en marcha nuevas ideas de negocio.
A todo esto, como comentábamos, también hay que sumarle la actividad interna. Las más significativas, sin duda, la incorporación de nuevas compañías en septiembre y el Investor Day del 15 de noviembre.
El Investor Day ha sido un trabajo del que nos sentimos orgullosos. Hemos presentado a nuestras mejores compañías ante más de 50 inversores y hemos conseguido atraer a Andalucía fondos e inversores de Madrid, Barcelona, Valencia y también de fuera de España.
Era una puesta de largo importante en la que mostrar nuestro modelo de aceleración y los resultados de nuestras empresas. Las startups se han esforzado y pasaron por un programa de preparación intensivo con Miguel Macías (plan de negocio), Rubén Vázquez (auditoría legal), Pilo Martín (pitch) y también nuestra.
Ahora viene la negociación entre startups e inversores tras las reuniones mantenidas ese día y esperar los frutos. El primero entre Mission Box y Grupo Zeta ya se ha materializado.
El balance de este trimestre es muy positivo. Hemos trabajado duro pero el esfuerzo ha valido la pena porque lo hemos hecho para nuestras startups y también por el ecosistema que nos rodea.
La actividad frenética, ¿os ha dejado tiempo para seguir la evolución de las últimas incorporaciones? ¿Cómo han afrontado los dos primeros meses de aceleración?
Ha sido un esfuerzo y, casi, un juego de ajustes de agenda pero el trabajo del “día a día” no hay que olvidarlo.
Mientras organizábamos el Investor Day, teníamos 6 empresas que se incorporaron en septiembre y otras 8 que estaban encarando su recta final… El “vivir acelerado” y con un ritmo frenético no es exclusivo para las startups, también nos aplica a los responsables del espacio.
Los dos primeros meses de aceleración son clave porque, tras el diagnóstico inicial, definen el plan de trabajo a seguir y se esperan ver los primeros resultados. Aquí es donde empezamos a pisar el acelerador: sesiones con mentores, dinámica de peer reviews, primeros encuentros con potenciales clientes para obtener feedback…
Es un trabajo intenso que ya empieza a mostrar resultados, por ejemplo, en empresas que ya estaban comercializando al entrar y que, ahora, depuran sus procesos de venta para hacerlos más eficientes y, así, aumentar su facturación.
«Uno de los pilares clave de AOF son las personas»
¿Cuál es el rol de la dirección de El Cubo? ¿Qué labores hacéis a diario?
Nuestro trabajo, como comentaba, tiene dos focos: interno y externo a El Cubo.
Desde una perspectiva interna, nuestro día a día pasa por estar al día de la situación y evolución de cada una de las empresas que están en el programa de aceleración; ya sea a través de los peer reviews quincenales, a través de los reportes de los mentores tras las sesiones, a través de reuniones (formales o informales) con cada cada compañía o poniendo en común con todo el equipo de mentores en el board mensual que organizamos.
Este conocimiento de cómo están y qué necesitan, nos permite planificar las siguientes sesiones de mentorización e, incluso, plantear contactos con empresas o instituciones que pueden aportarles feedback, pueden ser potenciales clientes o, incluso, potenciales inversores.
Además, solemos trabajar de manera muy directa con las empresas dentro de nuestras áreas de conocimiento (en mi caso, negocios digitales, estrategia de inversión, dirección de empresas…), asistiendo como asesor a sus órganos de gobierno / gestión (comités de dirección) e, incluso, en compañías que han recibido inversión, como miembro de su consejo de administración.
Desde una perspectiva externa, nos encargamos de mostrar al exterior nuestra actividad y aportar al ecosistema contenidos de valor. Aquí es donde entran las conferencias, mesas redondas o eventos que organizamos como actividad complementaria al programa de aceleración.
Cuando preguntamos a los emprendedores por aquellos aspectos que más les aportan en su periodo de aceleración, siempre hablan de los mentores y los propios compañeros. ¿Es una valoración satisfactoria para ti?
Es una valoración muy positiva y pone de manifiesto uno de los pilares clave de AOF: las personas.
Una aceleradora, normalmente, se suele evaluar por tres criterios fundamentales:
- Su track record, es decir, sus métricas: compañías que han estado, inversiones, exits, compañías que siguen funcionando…
- Su conexión con el mercado: partners, clientes potenciales que puedes presentar a las startups que aceleras… en definitiva, su capital relacional
- Su network: mentores, inversores, alumni… es decir, las personas
Nuestro equipo de mentores son profesionales que aportan su experiencia personal y profesional a las startups y lo hacen, básicamente, porque tienen esa vocación de ayudar y contribuir a generar ecosistema. Esa motivación es clave y se nota a la hora de trabajar, genera vínculos con las empresas que luego se mantienen cuando termina el programa y permite seguir manteniendo el contacto y recibiendo apoyo.
Las startups, al convivir 8 meses intensos, generan también esos lazos en el día a día. Ya sea en la máquina de café, a la hora de comer, en el peer review, en un evento, en el startup night… Ese vínculo y conocimiento de lo que hacen los demás permite que las compañías se ayuden entre sí y que, en momentos críticos, busquen consejo en el “vecino” que ya pasó por la situación en la que ellos están ahora…
Este sentimiento de ayuda también permanece cuando el programa finaliza y, a día de hoy, contamos en el equipo de mentores con alumnis, es decir, emprendedores cuya startup pasó por El Cubo previamente y hoy, además de continuar con su startup, ayudan a las siguientes generaciones.
¿Qué crees que les aporta el programa de Andalucía Open Future a las startups?
Les ofrece un modelo de aceleración que funciona y que se apoya en grandes profesionales que aportan su conocimiento como mentores, en la red de contactos que pueden ofrecer Telefónica y la Junta de Andalucía y, sobre todo, en el trabajo duro.
Nuestra propuesta de valor se basa en los principios de “hacer y accionar” y nuestros números lo avalan. Para nosotros, el objetivo de una startup (y cualquier empresa) es facturar y llegar a los clientes para resolverles los problemas que presentan.
A partir de su salida de El Cubo, ¿saben los emprendedores continuar con la inercia?
Es una pregunta muy interesante. Más que inercia, yo diría si “saben continuar estando ya en el mundo exterior”. Son 8 meses intensos de trabajo en un “entorno seguro” y, evidentemente, el final del programa no debe ser un “corte abrupto”.
Con esta idea en mente, cuando se aproxima la salida le ofrecemos a las compañías la posibilidad de establecer dinámicas que buscan la profesionalización de la gestión. Un ejemplo es la de los comités de dirección al que asistimos como asesores (junto a mentores seleccionados por la startup) para ayudarles a organizarse y gestionar la empresa.
Una vez que el programa termina, nos sentamos con las empresas en una “reunión de salida” en la que hacemos balance del programa y repasamos hitos próximos y cosas que hayan quedado pendientes.
El objetivo es plantear un plan de trabajo con seguimiento periódico para que la empresa pueda seguir desarrollándose fuera de El Cubo y venga para estos seguimientos y mantenga los vínculos con nosotros.
De esta forma, aunque la compañía siga su camino y empiece a volar sola, mantiene el vínculo y sabe que, en momentos de crisis, puede recurrir a nosotros. Esto, en el fondo, les aporta mucha más tranquilidad.
¿Qué importancia tiene que la Junta de Andalucía apoye este tipo de iniciativas?
Hasta que empezamos el programa en 2014, una startup con potencial tenía que marcharse a Madrid, Valencia o Barcelona si quería crecer y desarrollarse. Y, si no podía plantearse este traslado, una buena idea terminaba enterrada en un cajón por imposibilidad de ponerla en marcha.
La Junta de Andalucía ofrece recursos que apoyan a los emprendedores para evitar esta pérdida de talento y oportunidades y, además, contribuir al desarrollo económico de la región.
Si miramos nuestra economía, casi el 40% del PIB está concentrado en tres sectores: agroalimentario, turismo y comercio. Tres sectores en los que la tecnología puede contribuir a aumentar su eficiencia y productividad.
Lo que hacemos en Andalucía Open Future es coherente con la Estrategia de impulso del sector TIC Andalucía 2020 (EISTIC 2020) que, precisamente, nos marca como objetivo prioritario la transformación digital de la sociedad y economía andaluzas a través de las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías y su apuesta por un nuevo modelo económico sostenible y digital.
Aquí, las startups tienen mucho que decir.
¿Es necesaria la colaboración público-privada para conseguir que estas iniciativas salgan adelante?
Un ecosistema es la unión de distintos agentes. Por tanto, para transformar y desarrollar nuestra economía, hace falta la unión de todos: sector público y sector privado.
Si se quiere llegar lejos, lo mejor es ir acompañado y unir fuerzas.
El de AOF es un programa accesible a todos los emprendedores, ¿es suficiente esta iniciativa para hacerles ver todo lo que la Junta puede ofertar? ¿Qué rasgo diferencial tiene AOF frente a otros programas?
Desde AOF es posible dar a conocer otros instrumentos y programas que se llevan a cabo desde la Junta de Andalucía para las empresas y los emprendedores.
A través de AOF hemos conectado a las startups con nuestros fondos e instrumentos de financiación, nuestros servicios de asoramiento en patentes, apoyo en materia de internacionalización, incentivos a empresas, programas de innovación abierta o, incluso, a expertos de distintos organismos de la Junta de Andalucía.
La implicación de la Junta de Andalucía en el programa, al igual que la de nuestro socio, es clave y es una de las señas de identidad del mismo. Hay personal de la Junta de Andalucía trabajando codo con codo con las empresas y eso, sin duda, también genera un vínculo con las compañías y un concepto muy distinto de lo que es la relación con la administración.
¿Cómo ves el ecosistema emprendedor andaluz, sobre todo en el ámbito de las startups?
Si nos comparamos con 2014, sin duda, hemos mejorado mucho aunque nos queda camino por recorrer.
Una startup ya no se tiene que plantear marchar a Madrid, Valencia o Barcelona para poder desarrollarse, es algo que puede hacer en Andalucía y establecer aquí su sede y su base de operaciones.
En Andalucía tenemos compañías de gran potencial como Genera Games, Glamping Hub, Bitnami o ec2ce en Sevilla, Freepik, Chicfy o Smartick en Málaga; compañías que tienen presencia en rankings e informes internacionales y que, además, sirven de referencia a las nuevas startups que surgen.
Según el último informe GEM (Global Entrepreneurship Monitor), el 21% de los emprendedores de España se concentran en Andalucía, lo cual es un dato muy interesante.
Sin embargo, el mismo informe señalaba que tenemos aún que mejorar en la consolidación de las iniciativas emprendedoras, es decir, contribuir a que los proyectos empresariales se mantengan y sean sostenibles en el tiempo.
Este reto junto a la necesidad de atraer capital a las empresas son los retos que nos planteamos desde Andalucía Open Future.
¿Qué hay que hacer para empezar a formar una startup?
Yo diría que lo primero de todo es detectar una necesidad o un problema que se pueda resolver con tecnología. Encontrar el problema no es sencillo, tiene que ser algo con potencial de negocio (clientes dispuestos a pagar por ello) y que, además, tenga un mercado potencial atractivo (muchos clientes con el mismo problema).
Tras encontrar el problema, hay que rodearse de un gran equipo; un “equipo A” multidisciplinar y complementario: alguien que se encargue de la tecnología, alguien que se encargue de vender, alguien que se encargue de los números y el dinero, alguien que se encargue de darnos a conocer y establecer relaciones con clientes…
Sin equipo y sin un problema real, posiblemente, nuestra startup no despegue. Precisamente, estos son los factores clave que analizamos en la fase de selección de las convocatorias.
Más de 50 startups desde junio de 2014. Desde tu experiencia en todo este tiempo, ¿qué has aprendido? ¿Has visto una evolución en los proyectos que se presentan? ¿Está cambiando el ecosistema emprendedor andaluz?
En estos dos años y medio, creo que he visto dos evoluciones.
Por un lado, la evolución de las startups. Las que han pasado por El Cubo y siguen trabajando cada día para llevar su negocio adelante y las que se presentan a nuestras convocatorias.
Cada vez nos llegan menos propuestas en “fase de idea”, es decir, con la idea plasmada en un Power Point y, además, se observa una mejor detección del par “problema-solución” que es la base para montar cualquier negocio.
También hemos observado cambios en los equipos. Por un lado, son mucho más multidisciplinares que antes y eso es muy bueno para que un negocio se pueda poner en marcha.
Cada vez vemos más iniciativa emprendedora que proviene de la universidad; equipos de egresados que plantean una empresa como alternativa a la búsqueda de un primer empleo y también equipos que provienen de grupos de investigación que apuestan por spin-offs.
Tampoco es raro encontrar profesionales que, tras adquirir experiencia, se plantean dar el salto y poner en marcha un negocio propio. Son equipos de muy alto rendimiento porque el background profesional se nota a la hora de trabajar con ellos: tienen foco, son ejecutivos y están orientados a resultados.
Hay otra evolución que me gustaría señalar, la personal. Cada día en El Cubo es un máster; es saltar entre 10 o 12 negocios distintos cada día que están en etapas distintas, tienen necesidades y problemas distintos y hay que ayudarles a buscar soluciones.
Es un aprendizaje constante que, además, plantea retos y te hace seguir aprendiendo y estudiando. Seguramente, si no tuviese la responsabilidad que tengo en El Cubo y no hubiese estado trabajando aquí, no me habría planteado estudiar un MBA.
Pude aplicar en el MBA todo el conocimiento adquirido en El Cubo y puedo aplicar en El Cubo todo lo aprendido en el MBA. Es una realimentación continua que permite que te puedas desarrollar mucho profesionalmente.
Si a esto le sumas la amistad con los fundadores de las compañías con las que trabajas, la vinculación con ellas, por ejemplo, como consejero en su consejo de administración, te das cuenta de todo lo que puedes aprender cada día y, encima, disfrutar con lo que haces.
Un comentario en “«Uno de los pilares clave de AOF son las personas». Entrevista a Juan Jesús Velasco”
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