¿Por qué crowdworking y no coworking?

Sabemos de la dificultad de leer la palabra crowdworking a la primera sin que nuestro cerebro viaje directamente a su prima hermana coworking, mucho más integrada en la jerga de las startups. Y, aunque nos detengamos un segundo y consigamos distinguir un par de consonantes más, nuestro razonamiento nos lleva directamente a un espacio abierto y colaborativo donde trabajan numerosos emprendedores y desarrollan sus proyectos entre conversaciones, buen ambiente, zapatillas deportivas y cafés o refrescos azucarados.

Sin embargo, quisimos seguir aportando, dar un paso más allá de los coworkings, idea que admiramos y respetamos en profundidad, y nos parecen lugares idóneos para sembrar nuestra propuesta, que germine y las ideas acaben dando sus frutos. Llegamos entonces al crowdworking, un concepto evolucionado, distinto. Algo que significa exactamente lo que en Andalucía Open Future queremos ser para emprendedores, para inversores, para todos los agentes que conforman AOF.

 

Un crowdworking, además de un lugar donde trabajar de forma diáfana en estrecho contacto con los compañeros y el resto de habitantes del ecosistema emprendedor, es un centro de conocimiento e innovación participativo y colaborativo.

Un espacio donde el talento local es el motor, en el que las ideas y los proyectos surgen a raíz y para los ambientes en los que nacen, atendiendo a las necesidades del entorno y sirviéndose de él, de su tecnología, de su gente, de su cultura. En un crowdworking se comparten espacios, conocimientos y experiencias, se comparte la ilusión por seguir creciendo y se favorece al compañerismo y el fomento del emprendimiento en común, así como el impulso de las ciudades y de las economías locales.

Esta apuesta por las empresas y las ideas locales favorece la alianza con otros proyectos del mismo entorno y provoca un mayor nivel de entendimiento mutuo y de implicación. Open Future, con más de 50 espacios de crowdworking repartidos por todo el mundo (Europa, Latinoamérica y Asia), es una amplia red de talentos locales que conforman un enjambre de un valor profesional incalculable.

Un crowdworking está abierto a socios públicos y privados locales, y cuenta con otro tipo de iniciativas para apoyar el crecimiento de las startups. Se trata, entre otras cosas, de programas de mentorización, contar con equipación tecnológica y salas de reuniones, con un espacio donde fomentar los pitches, los cursos y charlas que habitualmente se imparten.

 

 

Y que, además, en cierto modo están dirigidos a sectores concretos ─con dependencia de los socios de cada espacio─, especialidades que tienen relación directa con la realidad económica y social de la zona geográfica donde se ubican.

La dinámica de los crowdworkings se articula a través de los Retos, que no son más que campañas de captación de nuevos emprendedores que necesitan impulsar sus proyectos y que encuentran una serie de requisitos que han de cumplir. En esta nueva generación de centros se exige un desarrollo inicial para aprovechar al máximo las opciones que brindan iniciativas como Andalucía Open Future a través de sus espacios de Sevilla (El Cubo), Málaga (La Farola), Almería (El Cable) y ahora también de Córdoba (El Patio). Unos requisitos iniciales que fomentan el buen funcionamiento y la integración de todos los participantes, cuyas inquietudes e interés en hacer crecer sus proyectos crean un ambiente cuyo significado es, justamente, la palabra crowdworking.

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