Para obtener recursos económicos que nos permitan desarrollar nuestro negocio en Andalucía los emprendedores disponen de varias herramientas. Os contamos algunas de ellas.
Una empresa no inicia su actividad en el momento en que se hace visible, sino mucho antes. El iceberg que supone el camino del emprendimiento guarda en la capa invisible muchas horas de trabajo, retos de diversa índole. Y ninguno de ellos es sencillo. No lo son porque implican numerosos factores y un conocimiento profundo de cada uno de ellos.
La idea inicial, la oportunidad en el mercado, el planteamiento del proyecto y el impulso necesario para poner en marcha la empresa se anclan paulatinamente con la aparición de los problemas o, simplemente, de aquellos puntos clave que no habíamos tenido en cuenta al principio por falta de experiencia o de visión estratégica. Uno de ellos es la financiación del proyecto.
La financiación no es otra cosa que conseguir los recursos económicos necesarios para desarrollar nuestra actividad empresarial de forma sostenible teniendo en cuenta las necesidades reales. Reales porque hemos de hacer una consideración sincera y profesional del dinero que necesitamos y de los plazos y la forma de generar beneficios para poder hacer frente a los gastos que se van a generar.
¿En qué o quiénes pensamos cuando hablamos de la financiación para hacer realidad nuestra idea inicial? ¿Quién creerá en nosotros? ¿Cuánto necesitamos y para qué? ¿Cómo explicamos nuestra idea para que suene convincente? ¿Seremos capaces de devolver a tiempo el dinero que debemos?
Tipos de financiación
¿Quién puede ayudarnos?
Probablemente, la primera solución que se nos viene a la cabeza al pensar en financiación sean los bancos. También existen organismos como el CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial), una Entidad Pública Empresarial dependiente del Ministerio de Economía Industria y Competitividad; ENISA (Empresa Nacional de Innovación, SME, SA), dependiente del mismo ministerio; o subvenciones públicas como INNPACTO. Otra posibilidad es la de recurrir a los contactos cercanos, a los que llaman FFF (family, friends and fools), o participar en concursos.
Asimismo, la Junta de Andalucía ofrece asesoramiento y ayudas financieras de distinta naturaleza para llevar a cabo un proyecto empresarial a través de varios programas.
Sin embargo, las empresas tienen más posibilidades en otras fuentes de financiación de diversa naturaleza. Una de ellas consiste en obtener capital riesgo a través de las rondas de financiación, que no solo son útiles a la hora de constituir una empresa; también en el lanzamiento de nuevos servicios o productos, de expansión y apertura a nuevos mercados o de nuevos planteamientos estratégicos. Se trata de un proceso por el que una empresa capta capital de inversores dando cabida a nuevos socios que adquieren parte del control de la compañía, que exigen un retorno afín a su inversión y que empezarán a formar parte de las decisiones de la empresa. Y eso hay que tenerlo muy en cuenta. Y es que las rondas de financiación implican ciertos riesgos. Sobre todo, en lo que a la pérdida del control de la empresa se refiere.
Es un camino exigente para el emprendedor, que puede alargarse más de un año, y en el que se acaba haciendo un análisis exhaustivo y muy útil del modelo de negocio y de su rentabilidad. Hay que preparar bien el terreno.
Por ello, el proceso implica conocer a distintos tipos de inversores, y en el camino vamos a conocer a profesionales realmente interesantes que nos pueden aportar sabios consejos. Aunque no todos los potenciales inversores nos serán útiles, ya que muchos actuarán en función del área de actividad: nadie invierte en lo que no entiende. Los Angel Business o los Venture Capital (inversores de capital riesgo), por ejemplo, son dos de los más conocidos y de los utilizados por las startups. Encontramos otro tipo de inversiones en las plataformas de crowdfunding, empresas con algún vínculo previo o acuerdos con los proveedores para pagar en largos plazos.
Formalizando la propuesta
Existen numerosos eventos sobre emprendimiento a todos los niveles donde podemos establecer contacto con múltiples tipos de inversores. Las redes especializadas o los clubes privados son otros entornos donde encontrarnos con los posibles inversores. Estos son solo puntos de contacto, encuentros iniciales desde donde provocaremos, gracias a nuestro buen hacer, una segunda cita más extensa que nos servirá, probablemente, para cerrar de forma más consistente una propuesta en firme y, finalmente, el term sheet, que es una carta de intenciones donde el inversor declara su intención de participar en el proyecto. En este documento, además, se dejará constancia de cuáles son las condiciones o cláusulas para los socios de la empresa.
Durante estas citas trataremos de ser lo más claro posible sobre cuánta financiación necesitamos, así como los plazos y la implicación exacta de los inversores en el proyecto. Nuestro posible inversor se rodeará de su equipo y nos hará preguntas que evidencien las debilidades de nuestro proyecto. Es aquí donde debemos mostrar un profundo conocimiento del mercado y nuestra idea, y demostrar que hemos estudiado todas las opciones posibles.
Al final de todo el proceso, se formaliza el pacto de socios mediante la rúbrica ante notario.
¿Se trata, pues, de una cuestión de confianza por parte de los inversores? Cuestión de confianza sí, pero no cuestión de fe. Es decir, es el fruto de nuestro trabajo previo, nuestra percepción de la idea de negocio y la forma de explicarla, de mostrarla a nuestros potenciales inversores la que determinará que sea o no aprobada y a que haya una apuesta total por lo aquello en lo que nosotros hemos creído previamente.
Una cuestión de confianza que se fundamenta en la viabilidad del negocio, en la implicación en el mismo por las dos partes, los inversores y nosotros mismos. Podemos seguir los siguientes consejos que nos ayudarán a conseguir cerrar el trato:
- Seguir la actualidad en foros de emprendimiento y de empresarios
- Interesarse por los posibles business angels con los que nos encontraremos
- No pedir nunca un acuerdo de confidencialidad
- Tener clara la estrategia de marketing y de crecimiento tras el lanzamiento
- No perseguir a los inversores ni acosarlos mediante llamadas o correos
- Aceptar un «no» por respuesta
- Preparar un discurso sólido
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