Las grandes C de la empresa: conociendo al CEO

No debe sorprendernos que bebamos del inglés muchos de los términos que vomitamos en el español para innumerables sectores de variopinta índole. Mucho menos si se trata del ámbito empresarial, donde un tsunami de palabras han desembarcado y siguen haciéndolo ahora que a la cultura global se le suma una tendencia startupera de la que os podemos contar infinidad de secretos a voces. Todo allende los mares se instaura en el imaginario tecnológico y emprendedor español, ya sea en su más puro estilo anglosajón o impregnado con algunas motas de nuestro rico léxico, que según los entendidos no necesita de otras aguas para crecer y ser rico en sí mismo. Nada más lejos de la realidad, que corre bastante más rápido que la adquisición, absorción y transformación de otras lenguas y necesita de una regulación harto lenta, manoseada hasta la saciedad para dejar una marca tan innecesaria como poco práctica.

¿Por qué no llamar las cosas por su nombre, aunque su nombre no esté aún descrito entre las palabras que ya conocemos? Así, aunque no vayamos por ahí hablando de que en una estrategia long term debemos tener un wide range que se base en nuestro propio knowledge de la empresa, para conocer su know-how y llegar al investor con mayor push, sí podamos entender cierta terminología sin llevarnos las manos a la cabeza, sin crear una guerra de idiomas que no responde sino a una pataleta infantil.

Si bien podemos traducir casi todos las palabrotas que nos encontramos de la cultura empresarial que nos empapa desde Estados Unidos, de muchas de ellas podemos aprovecharnos porque nos facilitan el entendimiento, nos ahorran tiempo y delimitan a la perfección la realidad que necesitamos acotar.

Uno de los ejemplos más notables que encontramos de este fenómeno en el ámbito de los emprendedores es el de las C, esa suerte de moda que se ha impuesto entre todos los que se aventuran a crear una empresa. Son las grandes C de la empresa. Las que designan a aquellas personas con cargos de responsabilidad en la compañía, los jefes de departamento o los altos mandos, cuyo significado parece suavizarse restándole dramatismo y despachos con enormes butacas de cuero si usamos la nomenclatura inglesa.

Soy el CEO de mi propia empresa

CEO es un acrónimo que significa Chief Executive Officer, y que se traduce al español de forma correcta como director ejecutivo o consejero delegado de una empresa. El máximo exponente de la dirección de la compañía en este sentido, pero no el director general. Si bien una traducción literal nos llevaría a algo así como «Oficial Ejecutivo Jefe», el rol que más se amolda al CEO es el descrito.

Suena a humo, pero realmente el CEO desempeña un papel fundamental en una organización. Al fin y al cabo, no se trata de tener una placa y ser archiconocidos como los ejemplos que podamos tener en mente: Mark Zuckerberg, Elon Musk, Marissa Mayer… El CEO toma decisiones administrativas y gestiona los recursos y los activos de la empresa. Tiene una gran responsabilidad a sus espaldas y requiere un fuerte compromiso con la compañía. Fomenta la cultura y los valores de la misma y dicta, normalmente, las líneas generales de la estrategia global, así como la parte operativa. Gestiona las actividades de la organización y es el encargado de conseguir que el equipo de trabajo esté bien engrasado y tenga un buen desempeño a través de la motivación, la inspiración, el aprendizaje continuo, cubrir bien las necesidades de los empleados y ser, de alguna forma, la imagen que representa a la empresa. Un CEO tendrá que utilizar el networking como una de sus armas principales fuera de la empresa.

Si bien es cierto que solemos encontrar perfiles similares en esta posición, no existe una titulación universitaria que responda exactamente a este tipo de ofertas. Una orientación hacia carreras relacionadas con las Ciencias Empresariales y Economía es quizás la más acertada, pero no especialmente determinante. Así como un título de posgrado ─un MBA está específicamente diseñado para tener un enfoque de negocio─ y una dilatada experiencia y competencias técnicas y financieras dan alas a las posibilidades de acabar siendo CEO.


Esta es solo la primera C de otras tantas que nos vamos a encontrar en las empresas de hoy. Una letra que inicia la nomenclatura de decenas de puestos de las distintas áreas, y que iremos definiendo en nuestro blog durante las próximas semanas. Son las grandes C de la empresa.

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