Cuando innovamos en una empresa hemos de tener claro el modelo que vamos a seguir para implantar los cambios propuestos. La estrategia no puede obviar que la producción debe continuar mientras se innova, es decir, que las operaciones continúan para ocuparse de lo que a día de hoy nos reporta beneficios.
Normalmente, la innovación sigue un proceso que se sustenta en varias fases. Un diagnóstico de partida nos ayudará a conocer hasta qué punto la organización está preparada para introducir cambios de esas dimensiones. Hemos de contar con un factor que nos acompañará en todo el proceso. La incertidumbre es inevitable, pero podemos establecer un sistema de actuaciones para posibles errores y mantener siempre la actitud correcta y disciplina ante el reto que supone un cambio.
Por estos motivos debemos conocer la tipología de innovación a la que nos enfrentamos, para conocer a qué parte de nuestra empresa está afectando directamente en cada una de las fases de implantación. La innovación puede presentarse de diferentes formas:
- Por su naturaleza u objeto (de producto, de proceso, de métodos o técnicas de comercialización, de método o técnicas de gestión, organizativas)
- Por su grado de novedad (radicales o de ruptura, incrementales, adaptativas)
- Por su impacto económico (básicas, de mejora)
También es fundamental saber cómo se puede introducir la innovación en nuestra startup. Ya sabemos que nace de la aplicación del conocimiento a nuestros productos, servicios o procesos, y que es el resultado de enfrentar los problemas de forma novedosa. Sabemos también a qué campos de actividad podemos aplicarla y desde dónde nace dentro de una empresa.
Algunos factores concretos para introducir la innovación en la empresa son los siguientes: a través de la comunicación, manteniendo una escucha activa y constante, apoyando las ideas innovadoras de otros compañeros, contando con los recursos necesarios, haciendo que todos participen dentro del equipo y estando muy atento a las novedades del sector.
Beneficios de la innovación
¿Para qué innovamos? La innovación, además de aportar un posible beneficio económico directo, ayuda a seguir creciendo, a la mejor gestión de la empresa, a estar activo en el mercado. Pero también nos ayuda para otros aspectos menos tangibles, aunque igualmente importantes.
El proceso de innovación nos mantiene siempre alerta, lejos de acomodarnos y acabar siendo conformistas. Alienta a los miembros a investigar, trabajar en equipo y aportar ideas, de forma que aprovechamos al máximo su potencial y su talento. La aportación constante de soluciones e ideas supone también un salto cualitativo de la empresa en su sector. Gracias a este proceso la empresa puede medirse claramente ante sus competidores, midiendo sus ventajas y sus carencias y haciéndose más competitiva.
Algunos errores comunes
Nos podemos encontrar con algunos errores que se repiten con asiduidad en el proceso de innovación de una empresa. Hemos rescatado los más comunes:
- No crear un equipo lo suficientemente heterogéneo para que los miembros puedan complementarse entre sí
- Pensar que la innovación solo se puede llevar a cabo a través de la tecnología
- No ejecutar el cambio de forma gradual, para que los implicados se acostumbren de forma paulatina
- No tener en cuenta lo que ya se ha hecho previamente, lo que han intentado o conseguido otras empresas
- Que las empresas no sean dinámicas y no sepan adaptarse a los cambios del mercado
- No estar atentos a las tendencias y novedades del sector y de las tecnologías de la información
El proceso innovador conforma un amplio esquema de factores y puntos a tener en cuenta. Se trata de un proceso complejo, bien estudiado pero muy fructífero, con claros beneficios para la empresa.
La innovación siempre será una fuente de crecimiento y sinónimo de hacer bien las cosas.
Fuente: La Innovación: Un factor clave para la competitividad de las empresas.
