Este 8 de marzo celebramos el Día Internacional de la Mujer, y no se nos ocurre mejor ocasión para destacar el trabajo de las emprendedoras andaluzas. ¿Qué significa para ellas emprender? ¿Qué se necesita para subirse al tren del emprendimiento en Andalucía? Hemos hablado con Ana, Rocío, Remedios, Gádor, Luisa, Carolina y Andrea, siete emprendedoras de startups que forman parte de la familia de Andalucía Open Future. Siete inspiradoras historias de determinación, ilusión y coraje.
El emprendimiento va muy ligado a las emociones. Emprender tiene que ver con la ilusión, la determinación, la confianza en uno mismo y en el proyecto, la pasión por el trabajo. Y tener esa idea que lo cambia todo. Porque todos vemos, pero está claro que no todos vemos lo mismo. Y eso es lo que tienen en común estas siete mujeres: supieron ver algo que todavía no había visto nadie. En AOF proporcionamos las herramientas para convertir en realidad esa visión.
En AOF siempre es el Día de la Mujer
«Para mí el emprendimiento está ligado a la libertad y a la independencia para tomar tus propias decisiones. Es también un ejercicio increíble para dar lo mejor de uno mismo y aportar algo positivo a la sociedad», nos cuenta Rocío Valenzuela, CEO de Hrider, startup que participó en AOF el año pasado. Para Ana Medina, CEO de Mingo Bioinformatics, actualmente en la Farola, «ser emprendedora es tener ilusión y determinación, y ser valiente. Se trata de confiar en tu idea, y estar dispuesta a aprender cada día de las personas que te rodean y de la experiencia, para ser capaz de llevar esa idea a cabo».
No solo se es emprendedor en las horas de trabajo, sino que el emprendimiento es una especie de actitud, una forma de vida. Como nos cuenta Luisa Amate, CEO de Monkey’s Ideas Lab, «ser emprendedora me ayuda como persona a desarrollarme y a crecer, es el medio por el que yo me relaciono con el mundo, dando y recibiendo».
¿Y cómo se enciende la chispa del emprendimiento?
Los grandes proyectos comienzan con una idea, con esa luz que se enciende de repente y en la que, poco a poco, ya no se puede dejar de pensar. Hay motivaciones de todos los colores, pero casi todas tienen en común algo: un deseo de cambiar las cosas, de dar solución a un problema, de mejorar, en definitiva, la vida de todos. «Siempre he deseado hacer algo que aporte valor, que modifique conductas y que realmente sea una propuesta que haga cambiar a las personas», nos cuenta Carolina Marín, cofundadora y COO, además de directora de Marketing y Comunicación en Rentingfy.
«Todo comienza en una idea, algo que te ronda por la cabeza. Pero es solo un pensamiento, algo intangible que quieres hacer realidad. Sabemos cómo empieza, pero no cómo acabará y la fórmula perfecta para que termine en éxito es una mezcla de ilusión, trabajo y persistencia», afirma Andrea Muñoz, de Ticloud, actualmente en la Farola.
Una de las motivaciones más frecuentes en aquellos que se embarcan en el emprendimiento es la vocación de servicio público. «Mi decisión parte de la admiración que siempre he tenido hacia las personas que por sí mismas son capaces de generar nuevas oportunidades para ellos y para los demás», nos cuenta Rocío Valenzuela. «Tras adquirir aprendizaje previo a lo largo de mi carrera profesional y haber desarrollado las habilidades que me daban seguridad en mí misma, decidí que si admiraba a las personas que emprendían sus proyectos, yo debía ser consecuente y pasar también a la acción».
Las ventajas del emprendimiento
Emprender es un verdadero reto para todo aquel que se atreve a sumergirse en él. Por el camino hacia el éxito pueden aparecer algunos obstáculos que hay que sortear con valentía, esfuerzo y confianza. Las ventajas, por otra parte, son muchas y muy motivadoras. Para empezar, la oportunidad de llevar a cabo y dedicar las horas a aquello que apasiona, como señala Ana Medina. «Lo mejor de iniciar un proyecto propio es la ilusión, la motivación, el entusiasmo, y sobre todo la libertad: trabajas con horarios más flexibles y en mi caso puedo organizarme según mis necesidades familiares», nos cuenta Luisa Amate, que afirma, sin embargo, que precisamente esta libertad puede suponer un inconveniente, cuando no se establecen límites horarios personales de dedicación a la startup.
Trabajar para un proyecto propio, en el desarrollo y la ejecución de la idea que uno mismo has gestado proporciona una visión especial, que a veces no se tiene cuando se trabaja como empleado. Como nos explica Rocío Valenzuela, «en ocasiones, especialmente cuando trabajas para grandes empresas, puedes experimentar frustración cuando te encomiendan determinados trabajos que sabes desde el principio que no serán de utilidad para nadie. Si lideras tu propio proyecto eso nunca te ocurrirá. Todo esfuerzo tendrá una motivación clara para ti, con independencia de su resultado». En definitiva, ser dueño del proyecto, gestionar los esfuerzos para alcanzar aquello en lo que uno cree.
El reto de emprender en Andalucía
¿Qué hace falta para emprender en Andalucía? ¿Cuáles son los ingredientes para lanzar un proyecto? Carolina Marín nos da la receta: «se necesita una tonelada de paciencia, un camión de ilusión, y una gran tolerancia a la frustración». Gádor Espinosa, experta en concursos públicos en Portocarrero Tenders, añade unos cuantos ingredientes más a la receta del emprendimiento: «un poco de estupidez, mucha locura, poca vergüenza y algo de arrogancia». El cóctel emocional para cumplir los sueños.
Andalucía es una tierra en la que cada vez florece más el emprendimiento. Ana Medina subraya el papel de la capital malacitana: «Creo que el tejido empresarial de Málaga está muy afianzado y contamos con un gran crecimiento en este ámbito en la provincia, que supera la media de la comunidad andaluza e incluso la media nacional. En ese sentido, somos unos privilegiados ya que esto aumenta nuestras posibles redes de partners, inversores, clientes B2B, y hasta la relación y el aprendizaje de otros emprendedores y startups que han vivido casos de mucho éxito en nuestra ciudad». Otra de las provincias líderes en emprendimiento es Almería, referente en agricultura intensiva, en construcción de invernaderos y turismo, según Luisa Amate. También es destacable el caso de Sevilla, con un tejido empresarial potente. Sin embargo, para Carolina Marín, «en general la ciudadanía no es consciente de las empresas que hay y de cómo luchan cada día por seguir en el mercado y crecer cada año».
Las metas del emprendimiento
La meta para estas emprendedoras andaluzas no es un lugar, sino ser capaces de seguir andando. Gádor Espinosa se ve a sí misma «cercana a la locura» en unos años. «Me gustaría extrapolar el desarrollo a las subvenciones públicas y también a las proyectos de investigación para poner al alcance de todos, con facilidad y rapidez, las ayudas públicas y los nuevos desarrollos con los que las empresas puedan crecer rápidamente», nos cuenta. Remedios Fernández, de Portocarrero Tenders, subraya el papel de la mujer en el emprendimiento y en el mundo tecnológico: «me veo inspirando y empoderando a otras mujeres y jóvenes hacia el mundo tecnológico. Soy de las convencidas de que la tecnología no entiende de géneros, y que también nosotras debemos estar en él. Y que podemos desarrollar proyectos tecnológicos, programar, crear, etc.».
Estas emprendedoras saben que el emprendimiento y el desarrollo de una empresa, para que verdaderamente funcione, tiene que venir acompañado de un crecimiento y desarrollo de las personas que la componen. Porque al final, una empresa es muchas cosas, pero sobre todo es una suma de personas. Como explica Andrea Muñoz, «es importante aprender y crecer paralelamente a tu proyecto. No significa que todos los días sean fáciles. Te caerás, pero también te levantarás y llevarás contigo un fuerte aprendizaje».