Ramón González Sánchez es una de esas figuras que pasan desapercibidas en los medios españoles. Y, sin embargo, se trata de una de las figuras científicas más relevantes de nuestro país, y probablemente sus investigaciones acaben pasando a la historia de la ciencia. Hace unas semanas pudimos verlo en el programa de Buenafuente y ahora hemos aprovechado la oportunidad que este almeriense nos ha brindado visitando las instalaciones de El Cable.
Premiado recientemente con la Medalla de Andalucía, este doctor en robótica e ingeniero informático por la Universidad de Almería, trabaja desde 2014 como investigador en el grupo de Movilidad Robótica del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés). Entre sus funciones, colabora en proyectos tan espectaculares como las misiones de la NASA a Marte y la Luna, o para la OTAN, con quien desarrolla un software de simulación de vehículos militares.
Por si no fuera suficiente, es un esmerado divulgador científico que, a través de sus artículos y de su libro ¿Innovar o morir?, esa es la cuestión, destaca la importancia de los avances científicos en nuestro día a día. Hablar con él es sinónimo de aprendizaje.
Sueles destacar el buen trato y las oportunidades que se le da a todo el mundo en el MIT, desde el premio Nobel hasta el último becario. ¿Estamos yendo por buen camino en El Cable? De lo que has visto por aquí hasta ahora, ¿con qué te quedas?
La iniciativa de Andalucía Open Future me parece muy interesante y necesaria. Una de las cosas que destacaría es que he visto que hay mucha conexión y colaboración entre empresas que ofrecen aplicaciones diferentes. Me parece genial que una empresa que desarrolla cremas pueda tener contactos directos con una empresa que desarrolla una plataforma para crowdlending. Al final de esta colaboración ambas empresas salen favorecidas.
En general me quedo con la atmósfera sana y abierta de buen rollo y de colaboración. En definitiva, es lo que suma, que uno trabaje de forma aislada acaba siendo contraproducente. Sumar fuerzas es importante y aquí se respira este ambiente colaborativo nada más entrar por la puerta del espacio de crowdworking.
¿Es Andalucía Open Future el tipo de iniciativas que Andalucía necesita? ¿Cuáles son las claves para convertirse en referencia en el mundo tecnológico y científico?
La idea de centros como este es interesante. Sobre todo porque cuando una empresa está al principio de su vida es cuando vive las dificultades máximas. Allí es cuando necesita un empujón, consejos y ayuda. He visto aquí que existe esa primera guía, que hay mentores que te ayudan en el camino del emprendimiento explicándote lo que es bueno y que se debe hacer y lo que no. Esto permite que las startups crezcan y se desarrollen con más facilidad. Andalucía Open Future es interesante no solo para las startups tecnológicas sino para cualquier tipo de empresa y de persona. Para mí una startup no solo es una empresa que crea apps y se mueve en el ámbito de los ordenadores. Va mucho más allá. Aquí hay ejemplos de mucha variedad de empresas.
Estás en la cima del mundo tecnológico y científico. ¿Qué lugar tiene Andalucía cuando estás en ese entorno? ¿Tienen nuestros emprendedores de El Cable algo que no veas allí?
Yo simplemente hago mi trabajo como otro ingeniero más. No me considero en la cima.
Ahora que tengo más visibilidad mediática aprovecho para comunicar cada vez que lo pueda que en España tenemos mucho talento. Hay muchas personas que están aquí un poco en la sombra y que una vez que salen fuera ocupan altos cargos en empresas mundialmente reconocidas y consiguen así tener más visibilidad.
He descubierto aquí en Almería personas muy brillantes que seguramente algún día ganarán algo muy grande. Esto demuestra que tenemos el talento, la materia prima. Lo que falta a veces son los medios, las vías de canalización, la publicidad, las inversiones, pero la materia prima está.
Hace algunos meses estuve dando una charla en Boston y en Silicon Valley y allí se respira un poco la misma atmósfera que en los centros de Andalucía Open Future, una mezcla de pasión, ilusión, y ganas.
Muchos de los que hoy te ven y te escuchan pensarán que ha sido un golpe de suerte o están cansados de escuchar que quien sigue la consigue, que los sueños se alcanzan si realmente quieres… ¿Puedes decirles la verdad? ¿Por qué estás tú ahí?
Hay que tener los pies en la tierra, pero está bien tener ilusión y pasión. Todo el mundo tendría que tener una ilusión, por su familia, por estar con su gente o por tener su empresa, por ejemplo. Tengo el privilegio de trabajar en un centro importante haciendo el trabajo que realmente me gusta. Pero no ha sido fácil llegar hasta allí. Cuando terminé la tesis doctoral en Almería, que defendí en inglés delante de un tribunal de personas que hablan inglés, saqué la máxima nota pero a las dos semanas me encontraba en una oficina del INEM buscando trabajo.
La idea es sacar el lado bueno de cada cosa, saber valorar lo que has hecho. Tienes que pelear por conseguir las cosas por ti mismo. No es fácil cursar un doctorado y realizar una tesis pero luché y lo conseguí. Muchas veces uno se tiene que dar cuenta de dónde parte y a dónde llega. Lo importante no es el camino sino el final.
Tienes el reconocimiento internacional, trabajas mirando nada menos que a Marte. ¿Qué te dice la Medalla de Andalucía a estas alturas?
Para mí la medalla de Andalucía es un orgullo por mi familia, por mi mujer. Somos una familia muy humilde y no partíamos con muchas posibilidades. Luego la medalla también representa a los ingenieros. Creo que ha sido la primera medalla dada a un ingeniero y la verdad es que es muy de agradecer que la junta de Andalucía haya apostado por nuestra profesión. Parte de la obtención de esta medalla ha sido gracias a los ingenieros que están muchas veces en la sombra, que no ven resultados y para quienes no es siempre fácil.
¿Has tenido la oportunidad de conocer a las startups que se alojan en El Cable? ¿Qué o cuál te ha llamado la atención? ¿Te reconoces en alguna?
Me siento identificado con todos ellos, porque hablan con ilusión y mirándole el brillo de los ojos ya se sabe de qué van. Ojalá tengan suerte y les vaya bien. Al menos estas ganas de intentar hacer algo que le gusta no se las va a quitar nadie.
Y a la figura del mentor, ¿qué importancia le das?
Fundamental, porque cuando uno empieza en este mundo empresarial no sabe qué puertas hay que abrir o no. Tener a alguien que ha hecho ya ese recorrido te hace avanzar más rápido y te permite tener un ejemplo que seguir. En mis charlas muchas veces digo que no es únicamente la tecnología la que influye sobre la cantidad de buenos ingenieros que hay. Son más los que han marcado la historia y se han convertido en ejemplos que seguir para otros.
De Almería a la Luna. ¿Es posible?
Es muy importante tener retos pero es también importante tener los pies en la tierra y saber ir paso a paso. Mi reto era primero ir de Almería a Granada, de Granada a Madrid, y finalmente de Madrid a Nueva York. Hay que ser meticuloso y disfrutar cada paso que se da. El objetivo no es tanto llegar a la luna y poner la bandera como disfrutar de cada pequeña mejora y cada paso que uno va dando y que le acerca al destino final.