En nuestra región podemos encontrar grandes profesionales de casi cualquier sector. Emprender en Andalucía tiene multitud de ventajas pero, sin duda, una de las principales es el gran talento que alberga. El dream team está aquí.
Cuando trabajamos en nuestra idea la imaginamos creciendo con un equipo perfecto de especialistas que estará afanándose en ella. Un grupo de expertos muy competente con el que nos sentiremos a gusto colaborando día a día. Pensamos en quiénes nos gustaría ver a nuestro lado en la aventura emprendedora, y fantaseamos con aquellas personas a las que tenemos en alta consideración profesional.
No siempre es posible contar con aquellas personas a las que teníamos en mente y puede que ni siquiera atraigamos a los mejores. El talento puede esconderse en cualquier sitio, aunque el mercado laboral no suele funcionar como queremos. Sin embargo, el dream team se encuentra en la buena gestión del equipo de profesionales que nos acompañan en el desarrollo de nuestra startup. Es mucho más potente la suma de valores individuales que el estrellato de cada miembro por separado.
Os contamos a continuación cuáles son los puntos claves a la hora de conformar un grupo efectivo.
Rodéate de los mejores
No escatimes en talento. Una empresa se enfrenta a múltiples retos desde el momento de la concepción de la idea. Necesitamos funcionar junto a un equipo multidisciplinar para completar tareas tan variopintas como la elaboración de un plan financiero y plan de marketing y comunicación, el estudio en profundidad del cliente y de la competencia o la puesta a punto de toda la parte legal. O bien, contar de forma externa para completar cada una de estas tareas.
Porque saber identificar el rol de cada miembro va a evitarnos conflictos posteriores. Los roles van a depender del sector de nuestro negocio y es tan amplio como tipos de empresas podemos encontrarnos. Intentaremos rodearnos de los mejores en su área y dejar claras las funciones de cada uno. Pero, mucho más allá del talento individual, hay algo más importante.
Que sean complementarios y que el equipo sea compacto: que tanto el trabajo como la comunicación fluyan. Cuanto más compacto el equipo, mejor se desarrollarán los potenciales de cada uno de los miembros. Es fundamental, para ello, tener objetivos en común y una concepción unificada de la marca, la empresa. Asimismo, el equipo ha de estar equilibrado, de forma de cada profesional pueda aportar su visión especializada en su área y, entre todos, puedan llegar a la excelencia.
Los equipos tienen límites, tanto en tamaño como en los procedimientos y formas de trabajar. Para que todos los miembros caminen en pos de unas mismas metas, se han de respetar las normas establecidas. Solo así se puede garantizar la buena integración de nuevos miembros del equipo, su crecimiento y el cumplimiento de objetivos.
Que se adecue a lo que necesitamos y no dejarnos guiar por curriculum o por nuestras relaciones personales. Lo ideal es conocer la experiencia de cada profesional a través de sus trabajos, comprobando cómo funcionan ante situaciones reales. Por este motivo, un periodo de pruebas puede resolvernos quebraderos de cabeza futuros. No obstante, el curriculum es un documento orientativo que nos puede servir para hacer un primer descarte.
En numerosas ocasiones ocurre que queremos compartir nuestros proyectos empresariales con personas cercanas porque nos sentimos más seguros, más arropados. El buen ambiente es crucial para el buen desarrollo de los trabajos, pero realmente debemos rodearnos de los profesionales que nuestro proyecto requiera.
“Nunca contrates a nadie con quien no te irías a tomar una cerveza”.
Un buen equipo necesita a un gran líder
Si cada miembro del grupo es bueno en lo que hace, casi va a funcionar solo. Sin embargo, la presencia de un líder significa disponer de la pieza que conecte entre sí a todos los integrantes del equipo y que les haga sentir parte de un proyecto común. El líder ha de ser la persona que guíe y motive, que ayude a mejorar la productividad del equipo sacando lo mejor de cada individuo. Es también la persona que mantiene la visión común, que genera confianza y que logra generar compromisos de los miembros del equipo.
¿Qué cualidades ha de tener un buen líder? Ser ambicioso, tener una visión clara de qué necesita la empresa, tener los pies en el suelo, asumir riesgos moderados pero seguir siendo creativo, desarrollar la escucha activa y tener sentido de responsabilidad social.